El grupo charlaba animadamente mientras recorría el camino, cuando de entre los bosques vieron unas sombras que se movían....
Rápidamente se pusieron en guardia y de entre la espesura surgieron dos enormes orcos salvajes blandiendo sus toscas hachas, los aventureros se lanzaron a la carga contra ellos, mientras el arquero disparaba sus flechas, estas se clavaron en el oscuro torso del orco que continuó su arrolladora carga.
Tras varios mandobles, uno de los orcos cayó a los pies de Jurtim y su compañero, mientras Slorm, estaba pasando dificultades con el otro orco, que a la vista de que su aliado había caído decidió huir hacia el bosque. Slorm trató de golpearlo antes de que huyera.... pero de nuevo falló... hoy no era su día.
El grupo, descansó unos instantes, y decidió continuar su camino, unos kilómetros más adelante se encontraron a un hombre con señales de haber recibido una paliza, atado a un árbol, se acercaron precavidos, por si era una trampa de los orcos y vieron que el hombre, aparentaba unos treinta muchos, tenía grandes moratones en el torso, y un corte en la ceja, sólo tenía un taparrabos y parecía abandonado a su suerte.... Slorm comenzó a hablar con él, apiadado por su aspecto, mientras los demás, le desataban y trataban de ayudarle a levantarse..... el hombre les contó que era un viajero que había sido atracado y apaleados por unos bandidos que se habían llevado todas sus posesiones... Slorm comenzó a sanarlo pero sintió que algo no iba bien... era como si aquel hombre no estuviera siendo sincero, tras unos instantes de duda, el sacerdote decidió que allí pasaba algo, se acercó a Jurtim y le preguntó que si él confiaba en aquel hombre y en la historia que les había contado.. Jurtim no estaba seguro, pero no se atrevía a dar una respuesta clara.... Slorm como hombre piadoso, y defensor de la ley y la verdad, no sabía qué hacer, pues había algo que le causaba resquemor en aquel hombre, por ello, decidió que lo mejor era abandonarlo a su suerte, pues no era un hombre puro.... Entre todos le volvieron a atar al árbol, le dejaron algo de comida, y se alejaron... si era puro de corazón, los dioses le ayudarían, si no era puro de corazón, los dioses también le ayudarían liberando su alma y dejándole morir.